He pensado y entendido que mi fascinación con escribir crónicas fantásticas acerca de burdeles y prostitutas ha llegado a su fin. El deleite de la gente ante la famosa prostituta de Lince se terminó y ya no se le puede sacar más jugo a la naranja. Es casi un emblema de este blog escribir sobre el meretricio irreal que sucede en mi mente y cómo me hubiera gustado conocerlo de cerca para tener de subordinadas a las putas. Y como es año nuevo, realicé la odisea en Miraflores, acompañado de un jugador conocido. Si bien, estrictamente, no se llegó al segundo piso, donde solo cuartos y baños se encuentran, se hizo algo, y fue una experiencia lamentable, pero digna de contar. Lo siguiente es cierto en todo sentido. ¿Por qué sucedió? Experimentación.