2012


He pensado y entendido que mi fascinación con escribir crónicas fantásticas acerca de burdeles y prostitutas ha llegado a su fin. El deleite de la gente ante la famosa prostituta de Lince se terminó y ya no se le puede sacar más jugo a la naranja. Es casi un emblema de este blog escribir sobre el meretricio irreal que sucede en mi mente y cómo me hubiera gustado conocerlo de cerca para tener de subordinadas a las putas. Y como es año nuevo, realicé la odisea en Miraflores, acompañado de un jugador conocido. Si bien, estrictamente, no se llegó al segundo piso, donde solo cuartos y baños se encuentran, se hizo algo, y fue una experiencia lamentable, pero digna de contar. Lo siguiente es cierto en todo sentido. ¿Por qué sucedió? Experimentación.

Son las 5:30 de la mañana, aproximadamente, y las meretrices ya están cambiadas y listas para irse. Me pregunto por qué Aimar se demora tanto. La matriarca me dirige la mirada, la cual ya estaba un poco desviada por el licor, y me pregunta “¿es Marlboro rojo?”, le digo que sí y se lo entrego. Luego de prendérselo, le digo que me lo preste para darle una puchada y se niega. “Maldita perra”, me digo. De ahí me dice que ya, pone mi mano en su viejo y usado busto, y le logro dar una puchada al cigarrillo. La cajetilla de Manuel se ha acabado y ya no tengo razón para seguir sentado en la barra. Yaneli me mira un poco sorprendida y me pregunta “¿Por qué sigues aquí, a quién esperas?”. Le digo que estoy esperando a Aimar, y hace una mueca, mira a la mujer encargada y llaman al proxeneta. Se me acerca y me dice “Debes dejar 100 soles a la casa si te quieres llevar a Aimar”. El plan se pudre y no hay forma de que le dé 100 soles a ese caficho. Hablo con Aimar y me desaparezco del local en dirección hacia el Parque Kennedy, compro cigarrillos y doy un par de vueltas. “Típico año nuevo”, pienso, y regreso a mi casa.

Mi historial de nocheviejas putrefactas se remonta a la del 2007, donde estaba solo en mi casa y dieron las 12 y comencé a tomar cerveza mientras chateaba con gente con la que ya no me hablo. Se hicieron la 1 de la madrugada y conversando con un ex jugador llamado Dylon, quedamos en ir  a una conocida disco de la avenida aviación que ha cambiado de nombre varias veces (en esa época se llama Klubb). Llegamos y el lugar estaba repleto, pero ya eran más de las 2 de la mañana y no iba a durar mucho. Si bien bailé por buen rato con una chibola por pozo, ya que no era tan agradable, Dylon había pecado y no logró bailar ni una sola vez, así que ya tenía ganas desesperadas de irse. La velada fue efímera, y lo primero que hice cuando salí del lugar fue enviarle un mensaje de texto a g3r4rd0x que decía “mi pata barzoleó”.

“Oie, Manuel, un night club por pozo”, le digo. “Puta, a estas alturas de la noche”, me responde. Le paso la voz al tío que me habló y me cuenta cómo es la cuestión. Cincuenta soles para entrar con dos cervezas per cápita y adentro que pase lo que tenga que pasar. El sujeto nos indica que hay movilidad gratuita hasta el local, pero preferimos caminar y así lo hacemos. Caminamos siete cuadras, aproximadamente, hasta el antro llamado “Platinum” (ubicado, exactamente, media cuadra antes de llegar al cruce entre el Sanjón y Angamos, si se viene desde el parque Kennedy). Subimos y nos sirven la primera chela. El lugar está vacío, excepto por un par de tíos que están con una perra cada uno. Hay una damisela en el tubo meneándose y las perras en la barra bailando. Una de ellas comienza a mirarme y bailarme a lo lejos, así que le digo que se acerque para que me explique cómo es la nuez. Me cuenta que se llama Aimar y que el trago cuesta 50 monedas. Además, indago acerca de la posibilidad de un coito, a lo que me responde “120 para la casa y 300 para la chiquilla”. Hago una mueca y le pregunto si existe la posibilidad de esperar a que salga y de ahí ir a atacar a otro lado, pero de manera más económica. Me dice que le invite un trago y que lo conversemos así. Le digo que sea feliz y que se traiga uno. Después de 45 minutos, aproximadamente, donde bailamos, conversamos y más, se acaba, por fin, el vaso de whiskey. Lo anterior anima de cierta manera a Manuel, quien, de inmediato, se pide una perra que acababa de bailar en el tubo. “Yaneli” se llama y se toma el trago, rápidamente, ante el asombro de su contratante, quien se molesta y busca al proxeneta para reclamarle, y luego se va molestísimo y me deja solo ahí. “Se pudrió la noche”, pienso y voy a la barra a fumar y tomar otra cerveza. Una de las féminas me hace el habla y me entretiene con una de las amigas de Aimar (for FREE!), porque esta se fue a tomar tragos con un grupo de turistas, hasta las 5 am, donde se supone que es la hora de salida. Aimar se me acerca y me dice que la espere, que se cambia y sale. Muy obediente la espero sentado en la barra.

El año siguiente, el 2008, no fue la excepción. Salí con dos desconocidas al mismo antro del año anterior, pero esta vez el lugar estaba vacío. ¿Por qué una disco, regularmente, conocida como esa estaba vacía en la noche mas juerguera del año? Defensa Civil llegó temprano y coincidió en que no se daban las seguridades del caso. No podía creerlo. Ellas tampoco. I turned off. They too. I was bored. They were sad. I was not fucking that night. No one at that place was. Good Game.

Después de que las féminas deciden quedarse en la rotonda del Parque Kennedy, comenzamos a caminar buscando no se qué en no sé dónde. Manuel sigue diciendo que debemos ir a su casa a tomar whiskey y ver una película, pero me niego constantemente. Nos damos cuenta que no somos los únicos en la precaria situación. Es más, hay mujeres del fondo del orificio igual que nosotros, pero es demasiado utópico pensar que encontraremos “algo” en el mismo parque cuando hay la posibilidad de bailar y beber en alguna discoteca de mala muerte. Seguimos caminando sin buscar nada y miro a un gordito sabrosón (de esos que le ponen sabor al ambiente con su sola presencia) con volantes de mujeres semi desnudas en la mano. “Night Club acá a 7 cuadras”, me dice. “Es momento”, pienso.

El más desastrozo, sin duda, fue este: el 2009. Todo empezó con Loki a la hora de almuerzo en el Pizza Hut de Sucre. Luego, la maldita compra de tickets del anterior a Pepe. Parloteo y parloteo hasta que se hizo de noche. Gustavo Thumbsless nos había dicho por MSN (sí, en esa época se usaba ese servicio con una frecuencia que da miedo) que la cuestión era en Barranco con flacas de sobra que habían a su servicio (no eran prostis, pero según lo entendido eran mujeres de 25 para arriba con sed de sexo y por alguna razón las teníamos casi en bandeja). Quedé con Loki para ir donde Manuel y de ahí hacer la jugada. Cuando llegamos a la casa, el anfitrión nos sentenció con una botella de Johnny Walker y Loki no quería salir hasta que se acabase. Se pudrió. Loki a Magic Online a jugar con los tickets que había comprado. Manuel a ver Hostel II. Yo, a dormir (cabe aclarar que había estado despierto desde las 5 am y por eso estaba desesperado por irme de ahí). Manuel a Magic Online a jugar con lo de Loki. Loki al teléfono. Del otro lado a contestar Pierina. Loki a echarse en el piso y llorar. Pierina a consolarlo. No escuchar ni ver nada de esto. Manuel a contarme. 2:45 am. Loki ver televisión. Despertarme. Insultarlos y lavarme la cara. Loki a topdeckear “Si tuviera 30”. Pasar media hora más hasta que la película acabar. Caminar hasta el Parque Kennedy. No puedo evitar ver que la gente ya se está regresando a casa. Tilt. Nada tener sentido a partir de ese momento. Screech salir de Downtown. WTF is this shit? Obv all of that happened in real life.

No puedo creer lo que Manuel acaba de decir y trato de olvidarlo. El plan es caminar y caminar hasta que se de la casualidad de que encontremos dos mujeres aceptables dispuestas a irse del lugar con nosotros (obviamente, esto es imposible, pero no quedaba otra ya que Manuel no quiere entrar a bailar ni tomar a alguna disco-bar). Seguimos caminando y hay dos flacas muy aceptables que están sentadas al borde del parque y una de ellas (o las dos, no recuerdo) me dice (n) “Feliz año… feliz año”. El momento lo siento un poco bizarro y sigo caminando y le digo a Manuel que ambas chicas me pasaron la voz. La cuestión es que no tiene sentido lo que está pasando y tiene lógica cuando me doy cuenta que una de ellas está, extremadamente, borracha y la otra la mitad de la anterior. Se le acercan dos tíos y son choteados. Se acercan dos peruanos más contemporáneos y comienzan a hacerles el habla. Pasan cinco minutos y son despechados. La teoría de Manuel es que los sujetos no tenían dinero para invitarles nada. La cuestión es que ellas ya no tienen por qué no creer que nos encontramos en la misma situación. Así que cuando les hablo me dan a entender que no quieren pasear con nosotros. La ebriedad de una de ellas se hace notar más y comienzan a hablar con turistas y con gente X. “De hecho se quedan ahí para rato”, pienso.

En el 2010 no fue una pésima celebración, pero sí un poco decepcionante. Gerardo me había dicho que el AELU era tech en año nuevo, así que me animé a una entrada VIP, la cual estaba 50 monedas (igual que un trago para Aimar). Manuel (por segundo año consecutivo) se animaba a la fiesta con gente mágica con Sergio San y prometía ser una noche entretenida. En general, lo fue, solo que la parte que me decepcionó fue que el promedio de edad era de, aproximadamente, 16 años. ¿Me estás webeando? Obvio que no. ¿Cómo sabes? Alucina que las flacas con las que bailé tenían entre 13 y 19 años. ¿Y cómo puedes saber que todas eran así? Soy un buen observador y casi todas estaban así. ¿No hubo nada de acción, entonces? Solo diversión con la gente mágica. No fue tan malo entonces. No, solo por la falta de féminas contemporáneas dispuestas a “algo”. ¿Solo piensas en sexo, no? En año nuevo, sí.

No tengo ningún plan, como siempre, y es nochevieja. Les digo a los perros de siempre (Loki, Manuel y Sergio) la situación: Iré al malecón de Larcomar a ver los fuegos artificiales y de ahí podemos ir a atacar a un antro. Sergio declina. Loki está en duda. Manuel no sabe. No tengo tiempo para esperar a que se decidan y parto arriba y molesto hacia allá. Llego a Miraflores y camino hacia el lugar indicado. Me encuentro con Manuel (por tercer año consecutivo) y me dice que Loki sale después de las 12. Una multitud de peruanos (donde incluyo a Arrieta) está parasitando el malecón, y de pronto, dan las 12. Fumando un pucho decido llamar a Loki, pero no me contesta. Lo hago durante la siguiente hora, hasta que responde un SMS que dice “Estoy mal. Game”. “Manuel, Loki ha pecado, tenemos que remar solos”. “¿Y si llamamos a Arenas?”, me pregunta muy crédulo de lo que dice. En ese momento me doy cuenta que estamos graves.

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