La Monja Prostituta (parte 1)

Prefacio:
El avión aterriza en el Jorge Chavez y estoy en Lima nuevamente. Este vuelo está destinado a New York y más de la mitad se detiene en conexiones internacionales antes de ir a migraciones. Antes de llegar a dicha zona, la fémina que estaba a mi lado en el avión, se mete al baño y no vuelvo a saber de ella. Paso por migraciones, recojo mi maleta, pasa por el control y por fin se acabaron los trámites. Salgo del aeropuerto y nuevamente veo al Chorri. Le cuento, brevemente, todas las aventuras y se indigna un poco por el hecho de que algunos solo fueron del aeropuerto al depa, del depa al GP, del GP al depa y del depa al aeropuerto. Viajar exclusivamente para jugar cartas y seguir jugando luego de fracasar es algo que debe cambiar en la mentalidad de nuestros jugadores. Si se va a viajar para hacer exactamente lo mismo que se hace cualquier fin de semana en Lima, y encima vas a fracasar, mejor dedícate a otra cosa. Llegué a mi casa, le di un abrazo a mi madre y le conté acerca de todo. Se molestó un poco acerca del lugar clandestino por lo peligroso que representaba y se indignó cuando supo que la gente estaba con billete en mano para las dos féminas súper logradoras del Rico Perú.


La Ida:
Después de saber que Camus no saldría el miércoles (en ese momento tan solo pensaba que no iría ese día, pero sí más adelante) comencé a tiltearme por el hecho de que era probable que estuviera 2 días solo hasta que llegara la gente de mi cuarto. Entonces lo primero que se me vino a la mente fue llamar al Chorri de Cantuarias para que me lleve al aeropuerto, ya que había visto que tenía una empresa de taxis, así que no dudé en recibir su compañía para la ida y no aburrirme al costado de un desconocido que probablemente me iba a dejar en la puerta del Chavez en vez de la de embarque. Bueno, mi maleta tenía un problema y me di cuenta cuando estaba paseando por la zona de la entrada. Una de las ruedas estaba hecha mierda y generaba un sonido espantoso que se escuchaba hasta migraciones. Ya era muy tarde como para regresar a hacer un cambio, así que me dirigí a dejar la maleta en la zona del check in. Cuando terminé de hacer el rápido trámite me di cuenta que los desodorantes en spray estaban prohibidos para ser llevados en el equipaje, por lo que entré en full tilt y no sabía qué debía hacer. Me la jugué y no dije nada y mientras recorría la zona, me encontré a Calin Mayer con un señor (quien asumo era su padre). Para serles sincero, creo que era la primera o segunda vez que hablaba con él, y se suponía que era un ganador nato por la foto de perfil cancheraza con los lentes de sol y la pose. Aun no estaba del todo claro que tan ganador nato podía ser, pero eso se definiría más adelante. Le digo que necesitaba tomar desayuno y Dunkin Donuts a mi parecer era lo más barato, así que fui allá y me encontré con la familia Hinostroza y Carlos Ampuero. Los saludé y descubrí que su vuelo salía igual que el de Calin, así que solo tendrían que esperar 15 minutos para que yo llegara y de ahí buscar un transporte compartido para dirigirnos hacia la Monja Prostituta. Por primera vez en mi vida pasé por migraciones, y después de 10 años entré a un avión. Me senté en el pasadizo al lado de un csm que no sé de dónde era. El resfriado que había tenido por más de 2 semanas comenzó a volver y traté de aguantarlo para que no me saquen del avión por ser un virus andante. Poco a poco sentí menos ganas de estornudar y por mientras me concentraba en el Pad personal y buscaba una buena película para ver. Había de todo, pero “Now You See Me” era una que quería ver y nunca pude, por lo que no dudé y el vuelo se pasó volando (valga la redundancia).

Interpol:
Por primera vez pisaba territorio extranjero y solo me dediqué a seguir las señales hasta que encontré la cola para pasar el control de la Interpol. Mientras esperaba vi a Carlos Ampuero pasar el control y de ahí vi a los hermanos Hinostroza, a los que les pregunté la dirección del depa. “La Monja Prostituta 744” me dijeron y en ese lapso de tiempo se me adelantó un poco la fila, para que luego una señora chilena (por el dejo) me ceda el sitio “usted estaba delante mío, pero se quedó conversando con sus amigos”. Le agradecí y pensé que en el Perú, una señora primero muerta y enterrada antes de cederme un sitio en la cola. Buen comienzo para con el trato que supuestamente era devastador para nosotros los perucas. Más adelante, me di cuenta que había un grupo de 5 flacas espectaculares, que resultaron ser modelos colombianas. Realmente, eran bombaza y sobretodo había una que me dio una erección constante por el resto del viaje (los que las vieron saben que me refiero a la del pantalón rosado y top negro). Llegó el momento de entregar los documentos, y cómo no tengo pasaporte, tuve que presentar mi DNI y responder un cuestionario de parte de la señora gorda de lentes que le tocó atenderme. Se hizo la difícil por un minuto y tuve que explicarle acerca del GP y que iba a hospedarme con miles de peruanos en el centro de la ciudad. “Pareces prófugo”, me dijo y reí con nerviosismo. “Bienvenido a Chile”.

From the airport to the center:
Recogí mi maleta y me alivié, ya que tenía la duda de si mi maleta había pasado por el desodorante en spray, pero aparentemente no hubo problema. La tensión se me fue del cuerpo y fui en búsqueda de los hermanos, Calin y Ampuero. Al último se le había roto la maleta (que no era una maleta, era una bolsa de Metro) y tenía que ir a recoger un pago de reposición que valía como 1000 cocos y se desapareció como media hora mientras lo esperábamos con el pseudo taxista para que nos lleve al centro. Mientras lo esperábamos, hice algo que nunca había hecho, pero que haría constantemente por los siguientes 7 días: compré una cajetilla de Marlboro rojo de 20 más un encendedor a 6 dólares. Yo, iluso, creía que era precio de aeropuerto. ¡Qué equivocado estaba! Ampuero apareció con billete en mano y nos subimos a una van que supuestamente valía 18 cocos por el transporte (porque así nos había dicho el taxista). Luego de media hora llegamos a la civilización y uno mencionó que los ambulantes vendían snickers; así como nuestros pirañitas, Olé Olé. Otro, luego mencionó que cerca a nuestro lugar de hospedaje habían varios restaurantes peruanos y night clubs, por lo que el colmo era de que entráramos a uno de esos antros, y las perras sean peruanas. El conductor río fuerte y casi choca su vehículo contra la varanda del Río Mapocho. Ya en el centro, el sujeto nos dijo que el costo era 40 dólares, para lo que la teníamos adentro porque ya nos había dado el viaje, y se lo pagamos diciendo que el sujeto de dentro del aeropuerto nos había dicho 18. El conductor se hizo el loco y nos dejó en el cruce de La Monja Prostituta con Angus MacGyver.

El Centro:
Luego de hacer el reconocimiento de la cancha, tuve que dirigirme a cambiar los dólares que tenía e imprimir la reserva de Jt Money para recibir la llave y conocer el depa donde estaría los siguientes días. Calin me acompañó a hacer los trámites y es donde comencé a darme cuenta de la mentalidad tan liberal de los rotos. Las prostitutas de sexo masculino, femenino y “por verse” paseaban de lo más lindo por las calles cercanas al depa, esperando en su esquina por si caía algún iluso. Ni siquiera eran prostis de peso, eran tías pero de peso físico y nada logradoras de rostro. Después del mini show, encontramos una casa de cambio que tenía cabinas de internet e impresiones. Logré mi cometido y regresé al depa. Cuando abrí la puerta me pareció un lugar bastante decente ya que había refri, horno, cocina, suficientes platos, cubiertos, vasos y copas. Además, había una plancha y una tabla para planchar que nunca se usó, pero le daba algo de interesante al asunto. También, había tv con cable por lo que todo parecía fresh. Lo que no sabía era que ese era el peor cuarto de todos: sin internet, ni vista, ni mesa, ni posibilidad de fumar. La única ventaja era que podía subir y bajar por las escaleras ya que quedaba en el 3er piso, por lo que ahorré bastante tiempo en idas y venidas. La hora del almuerzo había llegado y junto a los Hinostroza, Ampuero, Mayer y Azañero nos dirigimos hacia un lugar que no parecía decente, pero tampoco que podría ser nuestra última comida. No quería tener problemas por lo que no me los hice y pedí una hamburguesa al plato con papas y huevo frito. Vi que el resto pidió alguna cuestión con arroz que cuando la probaron pusieron cara de asco, y además las cremas que se notaba que estaban en esa mesa desde la Guerra del Pacífico, no animaron a la gente a volver a entrar a una fuente de soda como aquella. Cuando terminamos de comer nos dimos cuenta que el 10% de propina era obligatorio en ese local (no puede ser, yo siempre he sido como mr Pink en ese tema) y se volvía calculator-complicated level sacar la cuenta.

Isabel’s Puzzle:
Después de saber, exactamente, el lugar donde Malki había acabado con 7 años de vacas flacas, no había manera de que no entrara a conocer ese lugar. Calin se había quedado dormido, Chimuelo y Oscar estaban en pleno cruce de espadas y los hermanos Hinostroza decidieron incestar como si no hubiera un mañana. Tenía que ir solo, no habían muchas opciones y no podía dormirme porque no quería despertar en medio de la madrugada. Eran las 8 de la tarde, aproximadamente, y estaba despierto desde el medio día del martes, por lo que si me recostaba, me quedaba dormido hasta la madrugada y no quería tener el horario tan jodido. Salí y fui directo hacia ese local. Sabía que la entrada era gratuita, pero necesitaba hacerme el loco para parecer ingenuo.
-Hola, primera vez que vengo. ¿Cómo hago para entrar?
-La entrada es grati, solo se te cobra el consumo.
Dos años de escuchar leyendas sobre ese lugar y por fin entraba. Vi el estrado con el tubo, los sillones, la barra, los tíos y, por supuesto, las prostitutas. No estaba Isabel, lamentablemente, porque ninguna coincidía con todas las descripciones que me habían dado. Me sentí un poco desilusionado porque quería conversar con ella y que me contara acerca del desempeño de nuestro gran MrSkyBlue. Pero, todos sabemos que incluso las prostitutas cuelgan el poncho, así como muchos deberían colgar el mazo. Se me acerca una fémina interesante de nombre Violeta y un mozo me pone la carta en la mesa. Pido una Corona de 14 bucks y Violeta me comienza a preguntar las cuestiones básicas que te preguntan en todo night club “¿de dónde eres?”, “¿por qué has venido solo?”, “¿me invitas un trago?”, “¿negociamos?”, “¿vamos a pololear (tocarnos con furia) un rato?”. Le digo que solo estoy de pasada, y que mañana o en unos días iba a ir con la gente para levantarnos a todas. Entonces Viole se va y se acerca una fémina no tan interesante llamada Alejandra, la cual empieza con violencia y me toca las piernas sin dudar. Me tilteo un poco y agarra mis manos y las pone en sus pechos y comienza a suplicar por un pololeo, a lo que le digo que si pololeo con alguien lo haría con Violeta, así que se va y sigo tomando mi Corona. La flaca de mejor rostro sube al escenario y mientras me pongo cómodo se acerca Javiera y sin previa introducción ataca directo al pájaro y la choteo diciéndole lo mismo que le dije a la anterior. Se tiltea y me pide una propina por la sobada, le digo “no seas javiera” y se quita. Violeta vuelve a pasar por mi costado, luego de intentar y fracasar con otro sujeto y le paso la voz.
-Hablemos claro, quiero atacar contigo. ¿Cómo es la nuez?
-Acá te saldría muy caro.
-Obvio que acá no. ¿Afuera cómo funciona la cuestión?
-Si me esperas a las 10 pm en la esquina, te cobro 100 bu y nos vamos a un hostal que queda a la vuelta donde vale 20 bu la habitación.
-Pucha, no hoy puedo. Te decía para mañana.
-Bueno hoy es 100, mañana es 120 y salgo a las 11 pm. Si me esperas chevere. Nos vemos.
-Mañana te busco. Chau.
Pagué la cuenta y me fui pensando en si valdría la pena gastar 100 bu en esa puta. Obvio que no. No lo valía. Así que de aburrimiento, fui donde los hermanos a hacer hora. Al rato llegó Ampuero y dijo que mañana había quedado con su amiga peruana que vivía en Providencia para ir a atacar toda la tarde. Les digo para salir a hacer algo, pero ya se encontraban medio cansados y poco a poco se fue pasando la hora, por lo que ya consideraba que era momento de ir a dormir.

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